La muerte asombrada
miraba preocupada
a Ronda Bogotá
pues su cantante no llegaba.
¿Dónde andas, Celso?
la fiesta ya empezó
y la cumbia sampuesana
la raza ya pidió.
No me apures, calaquita
que ocupado ando yo
el señor García Márquez
a una pachanga me invitó.
Prende la vela mi huesuda
baila si quieres sobre el río
y nunca dejes de bailar
aunque no sea conmigo.