La sultana del norte ha pasado por una de sus sequías más fuertes en las últimas décadas. Y no es por nada, pero la última así de fuerte había sido cuando tenía cuatro años, en ese tiempo ni la sentí debido a que me la pasaba más ocupado en estar jugando y como en ese tiempo me bañaban, no tenía conciencia de que faltara agua.
Sin embargo, este año la falta del líquido ha provocado que no me pueda bañar si no es tomando agua de un tinaco y utilizando una cubeta y un vaso, la racionara para bañarme. Es por eso que ahora me encontraba aquí, frente a una protesta. Quiero hacer un cambio por el lugar en el que vivo, esta tarde me enteré que me iban a cambiar de lugar de trabajo, contra mi voluntad.
Uno no elige este tipo de cosas en los trabajos, un día uno de tus compañeros de trabajo molesta a una autoridad mayor y lo siguiente que sabes es que el lugar tiene “sobrecupo” de trabajadores y que tus opciones son moverte de espacio o que te den de baja del sistema y no tener trabajo en absoluto. Las dos opciones apestan, y no hay nada que pueda hacer al respecto. Son la acumulación de estas desesperanzas lo que nos convierte en adultos.
“Compañeros, ciudadanos de Nuevo León, venimos esta tarde a exigir un mejor racionamiento del agua. El problema es muy grande para el gobernador, venimos a exigir su renuncia.”
Como si por eso fuera a renunciar. Dudo incluso que estuviera escuchado la protesta, debe estar tranquilo en su casa disfrutando del líquido saliendo de su lujosa llave, enajenado de todos los problemas que hay allá afuera. Trabajando desde casa, cuánto lujo. Extraño trabajar desde casa, ¿habrá un coronavirus 2?
“Somos del grupo ciudadano XXXX, síganos en nuestras redes sociales”
¿Para que ganen poder político y que luego hagan tratos con los grupos de poder establecidos para dejar entrar a los de su equipo? Esta historia ya la he visto repetir muchas veces.
Suena el teléfono, es mi jefa.
-Buenas tardes. ¿Recuerdas de lo que hablamos esta tarde de tu cambio de lugar? Ya me lo confirmaron. A partir del próximo mes te vas a cambiar a ese lugar. Míralo por el lado bueno, te queda más cerca de tu casa.
A lo lejos, está terminando la reclamación. Alguien de los que estaban haciendo fila para hablar, y que al final ya no tuvo tiempo para tomar el micrófono, decide tomarlo de todas formas y vociferar:
“Disculpen que haya tenido que tomar así el micrófono, ¡pero estas son mamadas! ¡Esperé mucho tiempo para poder dar mi opinión sobre el tema, y la voy a dar! ¡Como ciudadanos deberíamos unirnos para tomar el palacio de gobierno y obligar al gobernador a escucharnos!”
Los que estaban organizando la rebelión no tuvieron más remedio que escucharlo y comentarle que era una protesta pacífica. Yo en realidad estaba esperando hacer algo como lo que mencionó el energúmeno, pero obviamente esperaba que hubiera un poco más de asistencia para este tema tan importante. Supongo que algo que nos caracteriza a los de este estado, es que trabajamos y agachamos la cabeza sin protestar, con absoluta sumisión ante los abusos de los que creen que por darnos un trabajo nos están haciendo un favor. Somos un pueblo miserable que tiene el gobierno y las pésimas condiciones laborales que se merece.
-Te sugiero ir mañana a llevar tu papelería al edificio para que hagan el cambio lo más rápido posible, nos vemos mañana.
De haber sabido, hubiera metido cambio de puesto de trabajo hace 3 meses, pero ahora era muy tarde, pensando en que ahí estaba muy cómodo. Ni hablar, no es algo que me corresponde ni tengo por qué preocuparme. Mejor, me puse a apreciar el hermoso aterdecer que tenía ante mí. Un maravilloso rojizo que se cubría con un manto violeta y azul. Pero dado a que el rojo es el que más sobresale, quiere decir que tenemos un problema muy grave de contaminación que solamente se va a ir haciendo más fuerte entre más pase el tiempo.
Decidí no pensar en esas cosas e irme caminando hacia la estación del metro. La primera canción que sonó en mis audífonos fue “this charming man” de the smiths.
La vida se pondrá mejor.